Como un soplo mágico
en noche placida y serena,
a ti llegué.

Por los espacios,
las ondas transportaban
mis mensajes hacia ti,
acompañados de una corte
de brillantes estrellas
y una picara luna columpiante,
que me auguraba
una presentación feliz.

Pasó el tiempo
y cada noche acudía a la cita,
ansioso, lleno de ilusión
por quererme acercar a ti.

En mis sueños por conocerte,
veía una infinita campiña
de rosas y amapolas,
que a mi corazón lo pintaron
de rojo carmesí.

Una dulce brisa acariciante
quería hacerte llegar,
que al oído te silbará
una melodía celestial
y en mi imaginación,
nos abrazamos para bailar.

Tímidamente y con respeto
acerqué mi mejilla a la tuya,
en un sublimen deseo de poseerte
y terminé por un beso prenderte,
en tu carita sonrosada
y algo avergonzada.

Este es un mensaje
de un te quiero,
que cada noche
te mando yo a ti.

Autor: Manuel González Padrón





                


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