En mi vagabundear literario,
escape y consuelo
de mis pensamientos,
te busqué sin conocerte,
te imaginé y también te soñé,
como mi hada madrina
refugio y consuelo de mis penas.

Fuente amorosa,
manantial de pasión,
cascada de sentimientos,
al que acudí a saciar mi sed.

Cada noche,
cansado y agotado
a ti llegaba,
para sumergirme
en las cristalinas aguas
de tu amor.

Con timidez y respeto
a ti llegaba cada noche,
no sabía como eras
solo te imaginaba y soñaba,
pero ya te esperaba.

Y sigo cada noche,
acudiendo a ti
para calmar mí sed,
pero ahora
ya no me sumerjo,
ahora, bebo de tu mano,
el amor que buscaba
queriéndome a ti abrazar,
para juntos escalar
la montaña de nuestra felicidad.

Autor: Manuel González Padrón