Llamé a la puerta de la felicidad
creyendo que me oiría,
a gritos le pedí
esperando que mis suplicas atendería.

Más ella me respondió
cerrándome la puerta.
Triste y apesadumbrado
me refugié en mis sueños,
donde te vi, invitándome,
ha dejar que la nostalgia
nos envolviera
y bailando abrazados,
hasta que la escarcha de los años
nos despierte.

Roto mi sueño, te pregunto,
¿por qué me hiciste creer en el amor,
cuando mirándome a los ojos
me llamabas “mi loco”,...?
¿por qué mis labios,
que siempre buscan a los tuyos,
ya de nada me sirven
al tú no quererlos besar,...?.

Me iré a la orilla del mar
y allí, lloraré tu ausencia,
hasta que vuelvas
y solo vagaré por el mundo,
esperándote,
y no permitiré, que nada ni nadie,
tu recuerdo pueda borrar.

Deseando que tus cabellos
enreden a mis sueños,
para que no puedan escapar
y los mismos sean una realidad.

Mis sueños y tú
serán mi destino,
porque tu amor cambió mi suerte
y solo a ti entregaré mi corazón,
hasta que despierte
de este ansioso sueño.

Autor: Manuel González Padrón