Poemas de Nacho H. Tamarit











27-XII-1998
De Pompeya a Roma



Diciembre

El diciembre
a unos les llega en bañador
a otros, desnudas las ramas.


Las ramas

Unas se ayudan a otras,
las más grandes a las flacas.
Todas crecen, también las de los viñedos,
que suben gracias a esos troncos anudados
(parecen chopos grisáceos y retorcidos);
como un tendido eléctrico enmarañado
-sin pámpanos es más fácil contemplarlo.
Una voluntad tercera, sin duda, está
en medio de ellos.


El hombre

Sí por cierto que uno de ellos me mira;
ahora son dos (también el de mi izquerda:
se hace el despistado, pero está intrigado por lo que escribo).
Muchos duermen, otros lo intentan
mas no lo consiguen. Pues mira:
aquí cada uno hace lo que sabe:
está el que piensa en sus negocios,
y el que duda entre un verbo en pasado
perfecto o imperfecto. Lo único importante
en estos impulsos del homo faber
viene a ser la autenticidad y trasparencia.
¿Acaso es tan complicado?


La sencillez

Estamos subiendo.
Se me taponan los oídos.
El tren, su existencia,
es mucho más sencilla:
va, viene,
trae, viaja y vuelve.
Él se deja llevar.
Sólo la caja negra registra sus acciones;
mas si le piden alguna explicación,
él sólo hace que remitir al verdadero
responsable siempre se deja llevar;
y confía.












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